La Iglesia Católica comienza el año pidiendo la protección de la Santísima Virgen María. Esta fiesta mariana más antigua que se conoce en Occidente es la de “María Madre de Dios” o la “Solemnidad de María, Madre de Dios”. De una mujer nació el pecado y es por esto que Dios selecciono a una mujer para que de ella naciera nuestra salvación.
En el año 431 el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, entonces se reunieron los 200 obispos del mundo en Éfeso (la ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años) e iluminados por el Espíritu Santo declararon: “La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios”. Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”.
El título “Madre de Dios” es el principal y el más importante de la Virgen María, y de él dependen todos los demás títulos y cualidades y privilegios que Ella tiene. Para entender bien lo que significa ser “Madre de Dios” debe uno entender la Santísima Trinidad: Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo. Dios nunca tuvo principio, y la Virgen no formó a Dios. Pero Ella es Madre de uno que es Dios, y por eso es Madre de Dios.
Durante su momento de agonía en la cruz, Jesús nos da a su madre al decir: “Mujer, he aquí tu hijo; Juan he ahí tu madre” (Juan 19:26-27). Y es en este momento donde nos exhorta a pongamos a María en un lugar bien especial en nuestros corazones. Por eso nuestro hermoso Rosario consta de la repetición del “Ave María” para que nosotros como sus hijos nos sentamos en confianza a pedir intercesión al Hijo por nuestras intenciones.
Que Lindo post gracias por compartirlo
Amén y Amén